Gestionar el estrés de forma eficaz es fundamental para favorecer nuestra salud y bienestar. Puede ser difícil reconocer el estrés, ya que puede afectar a cada uno de nosotros de diferentes maneras. Algunos nos sentimos fácilmente abrumados, lo que nos lleva a adoptar hábitos poco saludables. Otros pueden parecer completamente inmunes al estrés y a los comportamientos asociados a él. En este artículo, hablamos sobre por que comemos por estrés y como evitarlo.
¿Qué es el estrés?
Según la Mental Health Foundation, el estrés es la forma que tiene nuestro cuerpo de responder a la presión [1]. Esta respuesta suele desencadenarse por diferentes acontecimientos y situaciones a los que nos enfrentamos y que nos hacen sentir abrumados o fuera de control: una discusión con un ser querido, trabajar con plazos ajustados o una enfermedad, por nombrar algunos.
El estrés no siempre es tan malo. Si no tuviéramos nada de estrés en nuestras vidas, la vida sería bastante aburrida. Una pequeña cantidad de estrés puede ser vista como un reto, algo que impulsa nuestra motivación y aumenta nuestro entusiasmo para abordar algo. Puede ser aprender un idioma, empezar un nuevo trabajo o dar la bienvenida a un bebé a la familia.
El problema surge cuando experimentamos demasiadas presiones, pero no tenemos suficientes recursos para ayudarnos a gestionarlas. Cuando nuestras presiones se acumulan y las experimentamos durante un largo periodo de tiempo, es cuando nuestra mente y nuestro cuerpo empiezan a sufrir. Las investigaciones demuestran que el estrés persistente y prolongado no sólo afecta a nuestro bienestar mental y puede provocar la aparición de trastornos mentales, sino que también puede elevar nuestra presión arterial y los niveles de glucosa en sangre, lo que podría aumentar el riesgo de desarrollar afecciones más graves, como enfermedades cardíacas y diabetes de tipo 2 [2].
¿Cuál es la solución?
Antes de empezar a pensar en cómo podemos reducir el estrés, lo mejor es empezar por el origen y asegurarnos de que somos capaces de reconocer el estrés cuando se produce y de reconocer los desencadenantes que lo provocan.
Reconocer el estrés:
Los síntomas del estrés suelen ser muy imprecisos porque todos experimentamos el estrés de forma diferente. Sin embargo, hay algunos síntomas comunes a los que hay que prestar atención. Los síntomas físicos que podemos experimentar son cosas como dolores de cabeza, mareos, problemas de digestión, dolor de pecho y aceleración de los latidos del corazón; los síntomas mentales incluyen la incapacidad de concentrarse, la preocupación constante y la sensación de agobio.
A menudo estos síntomas pueden provocar cambios de comportamiento, como beber y fumar, cambios en los hábitos alimenticios, estar de mal humor y cambios en el patrón de sueño.
Gestionar el estrés:
No todo es pesimismo. Aquí hay algunas cosas que podemos hacer para ayudar a controlar nuestro estrés. Recuerda que el estrés que experimentamos es muy individual. Lo mismo ocurre con la gestión del estrés: lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Así que lo mejor es personalizar las técnicas de gestión del estrés en la medida de lo posible.
- Socialice con amigos, familiares y seres queridos
- Hable de sus sentimientos
- Encontrar actividades relajantes que te gusten, como el yoga, caminar, leer o escuchar podcasts
- Utilizar ejercicios de respiración
- Practicar técnicas de gestión del tiempo y planificar los días y acontecimientos estresantes
- Márquese objetivos y desafíese a aprender nuevas habilidades
Cómo dejar de comer por estrés
Para muchos de nosotros, cuando estamos estresados, recurrimos a la comida como fuente de consuelo. Esto tiene dos problemas: a menudo amortiguamos el problema, en lugar de solucionarlo; a menudo recurrimos a alimentos procesados con alto contenido en calorías, grasa y azúcar para llenar el vacío o hacernos sentir cálidos y confusos por dentro, lo que nos lleva a tener sentimientos de culpa y vergüenza después.
He aquí algunas cosas que podemos hacer para evitar comer por estrés:
- Rutina: Planificar las comidas y comer a intervalos regulares deja menos espacio para los tentempiés espontáneos y para comer en exceso.
- Reconocer la diferencia entre hambre y antojo: Reconocer la diferencia entre hambre y antojo puede ayudarnos a analizar nuestros hábitos alimentarios y a entender las razones y lo que comemos. Cuando tenemos antojo de comida, tendemos a desear algo bastante específico, normalmente con más grasa, azúcar y energía. Si esperamos entre 10 y 15 minutos, es probable que se nos pase el antojo. El hambre es una sensación más física. Es posible que sintamos que nos retumba la barriga, que estemos un poco cansados, que no podamos concentrarnos y que, si esperamos, esta sensación no desaparezca.
- Distráigase: haga algo que le resulte relajante, como dar un paseo o darse un baño, y deje pasar entre 10 y 15 minutos para que se le pasen los antojos.
- Lleva un diario de alimentos: no es necesario que sea demasiado detallado, pero si anotas los alimentos que consumes a lo largo del día y también tus sentimientos, un diario de alimentos puede ser una forma estupenda de analizar tus comportamientos, permitiéndote reconocer qué sentimientos te llevan a tomar determinadas decisiones alimentarias.
Somos muchos los que sufrimos estrés y que, a menudo, a lo largo de nuestro viaje de pérdida de peso, el estrés puede manifestarse de formas que no habríamos imaginado; a veces puede hacer que volvamos a caer en hábitos que queremos evitar, como recurrir a los pasteles y las galletas, o servirnos demasiados vasos de vino.
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